Realidad forzada
¿Qué implica ser presa de la trata de blancas?, ¿Cómo representar lo inaudito, lo desgarrador? Los personajes de Flores de Tajy presentan varios estados anímicos al respecto.
El Tajý es un árbol de gran altura con madera fuerte. El lapacho de flores rosadas es el más común en Paraguay, su sin fin de usos medicinales es un legado de los indígenas guaraníes. La vigorosa madera desemboca en delicadas flores lo cual funciona como una analogía entre la fuerza y el preconcepto de debilidad en la mujer.
La trata de personas es una violación sexual y a los derechos humana. Pocos temas son tan difíciles de tratar como la prostitución forzada. El ser humano duda sobre su persona en varios momentos de su vida, “Flores de Tajy” muestra la problemática de la metamorfosis a razón de la obligación a la prostitución. Las dos caras de una moneda se reflejan, la debilidad de espaldas a la aceptación de la realidad sin escapatoria.
Los sollozos son tímidos, los manoseos simples y los monólogos exceden la temática. Los cuatro personajes pasean de escena en escena de forma fluida. El personaje de Florencia Patruno es “la novedad, la niña bonita”; todavía sueña, imagina y se balancea en una metamorfosis incompleta. Pedro Jerez es un tímido cliente disfrazado de audaz, sus problemas intentan justificar lo injustificable. Candela Suárez López y Martín Folco hipnotizan con sus personajes curtidos y absortos en la cruda realidad. Candela representa a “La Loba”, su actuación le hace honores al nombre, se atreve a ser durante noventa minutos su personaje.
El escenario es oscuro, la bienvenida musicalizada propone confusión, mientras que el aplauso final confunde aún más. ¿A qué se le aplaude luego de una obra sobre la trata de personas? Las flores deberían ser para la concientización y la libertad de expresión, el duelo para la realidad de la temática.
Dramaturgia y dirección: Sol Bonelli. Actúan: Martín Folco, Pedro Jerez, Florencia Patruno, Candela Suarez Lopez.
Vestuario: Victoria Chacón.
Escenografía: Victoria Chacón.
Iluminación: Alejandra Lescano.
Música original: Nacho Sánchez.
Asistencia de dirección: Manuela Martínez Morán.
Producción: María Fernández Aramburu