Pacífico: ¿Cuál es tu frontera?

Pacífico: ¿Cuál es tu frontera?

¿Cuál es tu frontera? ¿cuál es el límite donde el precipicio se hace notar? 
Todo el tiempo vivimos entre antagonías separadas por un límite, el trabajo y el ocio, el amor y el desamor, la ciudad y la montaña, el estrés y la tranquilidad…

 

El Pacífico es el océano más grande del mundo, y quizás el sentimiento menos sentido; otra oposición, en este caso lingüístico-sentimental. La obra de Laura Fernández y Daniela Salerno “recorre” un punto fronterizo, el de una mujer atrapada entre dos polos opuestos que el espectador va a completar en cada palabra, en cada movimiento en cada respiro de la actriz y creadora Daniela.

 

¿Frío o calor?, ¿día o noche?, ¿teatro o netflix?, ¿montaña o playa?, ¿trabajo en relación de dependencia o independiente?, ¿amor o soledad?, ¿conciencia o inconsciente?, ¿vida o muerte? La complejidad de cada oposición la define cada uno además de evaluar si generan un conflicto o se complementan.

 

Pacífico es un unipersonal que te acompaña donde estés y te hace dudar de dónde ir (¿o al revés?). La garita solitaria, fronteriza, donde se sitúa la obra es un espejo de nuestras dudas y ansiedades contemporáneas en una representación atemporal perdida en la árida patagonia argentina. 

 

La conciencia se escucha a modo de eco silencioso, sin respuesta más que la de cada espectador en las anécdotas de la responsable de la garita. La llamada ocasional de su superior es una llamada de atención, una alarma de responder ante un poder, como en todo el resto de la obra, con que el espectador quiera identificarse.

 

Por filosófica no quiero dejar de lado el carácter ameno y jocoso de ciertas escenas de la obra al mismo tiempo que la escenografía simple pero sumamente prolija para la ocasión acompañada del espacio El Portón de Sánchez y sus posibilidades.

 

Entonces, ¿cuál tu frontera? quizás podés ir a identificarla en (el) Pacífico.

Por Flor Carrasco
 

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