Van Gogh a lo grande

Van Gogh a lo grande

"Imagine Van Gogh" llegó a Buenos Aires luego de nacer en Europa y recorrerla. Actualmente se presenta en Boston, Buenos Aires y Tacoma. 

La exposición inmersiva inicia con una sala educativa, en esta localidad es más bien un pasillo repleto de paneles enmarcados que relatan sobre la vida del artista representado, sus momentos artísticos más destacados y particularmente los que se representan en la exposición y la información más importante sobre la creación y puesta en escena del evento.

 

El éxito en la rural aturdió a los medios y gran número de espectadores fueron y continúan yendo a esta representación de Van Gogh a lo grande. El espacio es amplio, rectangular, con una columna en un extremo y así visualizar sus pinceladas llenas de materia en un espacio recreado por luces.

 

 

Las proyecciones impactan por su tamaño, el recorrido visual y los colores vibrantes de las obras del artista pero queremos destacar algunas características del evento para tener en cuenta.

 

La muestra pretende ser una representación en tamaño exponencial de la vida y obra del artista neerlandés destacando los cuadros e hitos más importantes de su corta vida. Las imágenes se trasladan en el espacio y se extienden por el suelo en el que los espectadores se sostienen, cada uno se ilumina con sus obras. Esto no quita que el verdadero Van Gogh trabajaba en un soporte totalmente diferente con materiales muy distintos a los lumínicos. La materia del óleo es una característica vital para su obra y en la exposición esa tridimensionalidad se vuelve bidimensión.

 

No debemos esperar la coincidencia de los materiales ni sentimientos al ver cada una de las obras artísticas, además de que el arte contemporáneo (característico del uso de la tecnología) presenta objetivos diferentes al postimpresionismo.

 

 

Durante los 45 minutos del “recorrido”, que en la sede de Buenos Aires resulta un tanto estático (aunque disfrutamos de su amplitud), el relato es más visual que inteligible. Los momentos destacables son los que proponen una comparativa entre los distintos retratos (y así su repaso temporal) del artista de 1800 junto con la proyección de las obras más famosas que hemos visto incansablemente en las noticias y en los libros de historia.

 

La música acompaña sin desentonar el momento que vuelve a comenzar sin aviso. En cualquier momento que se ingresa a la sala las imágenes tienen el mismo sentido, todo y ninguno más que el estético; de esta manera no es necesario hacer colas ni esperar un horario determinado para el ingreso (más que el del turno solicitado).

 

¿Es válido juzgar con la misma vara las obras de Van Gogh con su representación en la sede de La Rural?

Claro que no, las primeras son obras físicas, materiales características de una época pasada que marcó la vida artística de muchas otras personalidades, la otra es una representación visual, una exposición lumínica en un espacio “vacío” - lleno de luz.

 

 

En el mundo de la virtualidad la presencia física (tanto del sujeto como del objeto) pierde su nitidez. Las experiencias son curiosas sin ser transformadoras. Las imágenes son representaciones sin ser objetos, el RGB no es CMYK.

 

¿Cuál es el valor de ver una obra original de Van Gogh?, su textura en materia, el óleo y la vivacidad del color de los pigmentos; ¿Cuál es el valor de una representación en tamaño gigante de una obra que nació en otra época y soporte? 

 

 

Por Flor Carrasco

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